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Un balón de fútbol que genera energía en cada remate

DEPORTE, MUNDO, PLANETA, PREOCUPACIONES GLOBALES, TECNOLOGÍA
Jorge Valdano fue un futbolista notable. Campeón del mundo con la Argentina de Maradona en 1986 y goleador con el Real Madrid de la Quinta del Buitre.
       
Después tuvo una corta carrera como entrenador, donde destacó unos pocos años por su concepción del fútbol de ataque y vistoso. Pero, tal vez, más que por sus hazañas en el terreno de juego o en los banquillos, Valdano ha conseguido que se le recuerde por ser un gran constructor de aforismos. Él fue el creador del concepto “miedo escénico” para referirse a lo que sentían los equipos que visitaban el estadio Bernabéu, y de él proviene también una frase que asegura que “el fútbol es la cosa más importante entre las cosas menos importantes”. Desde luego la importancia del fútbol, como espectáculo y fenómeno global, no puede encerrarse únicamente en lo que sucede dentro del terreno de juego. Su influencia en las vidas de mucha gente trasciende el hecho de que unos muchachos consigan o no introducir la pelotita dentro de la portería. Esa influencia, ese poder de seducción para los niños de casi todo el planeta, es lo que inspiró a Jessica O. Matthews para inventar Soccket Ball, un balón capaz de convertir las patadas que recibe en energía eléctrica y acumularla para ser utilizada después como fuente de luz.
Matthews diseñó y produjo su invento cuando solo tenía 19 años, y a los 22 ya había fundado Uncharted Play, una compañía dedicada a fabricar juguetes destinados a países en vías de desarrollo que generan energía mientras se utilizan. Quienes viven en el Occidente más opulento no son conscientes de que el hecho de pulsar un interruptor y que se encienda una bombilla no es lo habitual en muchos lugares del mundo. La ausencia de corriente eléctrica es un grave problema que lastra el aprendizaje de millones de niños, porque limita las horas que pueden dedicar al estudio y el aprendizaje. Las propuestas de Uncharted Play pueden ayudar a paliar estas carencias, haciéndolo además de una forma natural y divertida, puesto que no hay nada que le cueste menos esfuerzo a un niño que dedicar su tiempo a jugar.
Matthews, licenciada en Harvard y de origen nigeriano, aseguró en una entrevista para el Business Insider, que solía bromear diciendo que de niña quería ser una mezcla perfecta entre “Bill Nye (un famoso divulgador científico para niños) y Beyoncé”. A estas alturas, las cualidades vocales de Matthews no la llevarán a triunfar con un éxito como Single Ladies, pero sus ideas pueden dejar una huella importante en el desarrollo de miles de niños. “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más importante que eso” dijo en una ocasión Bill Shakly, el histórico entrenador del Liverpool; por supuesto, se equivocaba. Pero la vida puede ser mejor con el fútbol gracias a ideas como el balón de Jessica O. Matthews y el resto de sus proyectos para dotar de fuentes de energías renovables y económicas a muchos países de África, Asia y América Latina. No es, ni mucho menos, solo una cuestión de dinero, asegura, sino de voluntad: “trabajamos en lugares donde la gente es el gran recurso. No es lo que viene de la tierra, es lo que viene de nuestras almas, de nuestros cuerpos. Tenemos que ser capaces de ver eso como un recurso y como un verdadero valor para el mundo”.


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