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Latinoamérica se sumerge en el libro digital

Dos estudios recientes muestran el alto crecimiento de las ventas electrónicas en el área

La recaudación sigue lejos de los ingresos del papel


Un 'ebook' en la zona digital de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México).

Hay almas entregadas a una religión. Otras matarían por una idea. Y ciertos corazones se desviven incluso por un equipo de fútbol. La editorial Rey+Naranjo,en cambio, se ha rendido ante un dios distinto. “Sobre todas las cosas, creemos en los libros”, reza su web. No aclara el formato: de papel o electrónico, es lo de menos. Su fe es en las historias, no en dónde se cuenten. Tal vez por eso esta editorial independiente de Colombia se ha lanzado con convicción a la aventura digital. Y junto con otras pioneras, en toda América Latina, ha popularizado un sendero hace años desierto. Tanto que ahora su viaje suma cada vez más compañeros. Y resultados: la recaudación por la venta de ebooks de las editoriales latinoamericanas creció un 110% entre 2015 y 2016, según un reciente estudio de la plataforma Bookwire, que reúne a más de 200 compañías pequeñas y medianas del sector.

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El porcentaje confirma otro informe que Libranda, principal portal del libro digital en español, lanzó hace semanas. Allí se señalaba que Latinoamérica registró en 2016 un 12% más de unidades vendidas y un 0,9% en ingresos. ¿Significa que el libro electrónico ha conquistado el área? A saber. Ambos estudios no detallan las cifras, para no desvelarlas a sus rivales. Además, América Latina lleva apenas unos pocos años experimentando en este ámbito. Es decir, su reciente apuesta implica que los catálogos editoriales se hayan llenado en poco tiempo provocando un aumento de ingresos y ventas más significativos que en países con tradición digital. Pero “los datos sí demuestran que en el área hay mercado digital”, interpreta Javier Celaya, director general de Bookwire para España y América Latina.
En Colombia, por ejemplo, las ventas crecieron un 21% en 2016, el mayor aumento de la zona, de acuerdo con el estudio de Libranda. Aunque el líder es, de lejos, México. Para las editoriales de América Latina, es el primer mercado: allí venden uno de cada cuatro libros digitales. Y para las españolas, supone el segundo mejor territorio (16% de las ventas) tras su propio país, según Bookwire. “México es punta de lanza tanto por conectividad como por comercio electrónico y número de títulos. Aunque aún no llega al volumen de Europa, estamos muy cerca de un punto de inflexión, si no es que ha empezado ya”, apunta Aránzazu Núñez, gestor de cuentas de la plataforma en México. Las cifras le dan la razón: la facturación en 2015 de las ediciones digitales fue de 5,5 millones de dólares (4,9 millones de euros), más del doble que el año anterior y casi 10 veces más que hace cuatro años, según la patronal de editoriales mexicanas (Caniem).







LOS DATOS DEL DESPEGUE


Las editoriales de habla hispana representadas por Bookwire.es, más de 200 sellos, registraron una subida de recaudación por la venta de ebooks del 41% en 2016 respecto a 2015, según un estudio de la plataforma. Las latinoamericanas, en concreto, aumentaron sus ingresos en un 110%.
El 61% de las ventas digitales de las editoriales latinoamericanas se realiza en los países del área; el 25% en Estados Unidos y el 8% en España.
Las editoriales españolas, en cambio, deben el 49% de su mercado a su propio país, el 34% a América Latina y el 11% a EE UU.
Amazon y Apple copan la aplastante mayoría de las ventas digitales de todos estos sellos: suponen respectivamente entre el 40 y 45% y entre el 38 y 42%.
El precio medio es de 7,57 euros para el catálogo de los editores españoles y de 8,96 euros para los latinoamericanos. Ambas cifras incluyen el IVA.

Los lectores que contribuyen a este cambio tienen más de 30 años y una capacidad adquisitiva que no solo les permite gastar una media de siete euros en cada libro, sino que además tienen una tarjeta de crédito para hacerlo y un dispositivo electrónico donde leerlo. Factores determinantes en países en desarrollo. La penetración de los smartphones en América Latina no tiene nada que envidiar a otras regiones. El pago en cuotas permite que ciudadanos de distintas clases tengan en su bolsillo un teléfono de última generación desde el que poder leer.
Estos aparatos les han permitido a editoriales como Planeta entrar con sus libros en ciudades a las que no llega el papel por falta de librerías y por los problemas de distribución que sufre la región. “En América Latina es muy costoso y desgastante tener que distribuir, sobre todo si hay que pasar por España”, relata Carolina Rey, cofundadora y directora de proyectos de Rey+Naranjo. A través de plataformas como de los grandes e-tailers han conseguido que sus libros ilustrados de Rulfo y Gabriel García Márquez se lean en lugares tan exóticos como Hawái: “La venta electrónica nos ayuda a romper fronteras”. Tanto que EE UU supone el 25% del mercado para las editoriales latinoamericanas y España un 8%, en cálculos de Bookwire. Así que, tras importar e-books durante años, tal vez el área comience a exportarlos. La reducción del coste para digitalizar de centenares a decenas de euros por ejemplar ha ayudado, según Celaya.
La facturación de libros digitales en todo caso está aún lejos de los números del papel: en México, por ejemplo, el formato físico ingresó 563 millones de dólares (501 millones de euros). Bookwire, que acaba de firmar un convenio de colaboración con Caniem y lleva dos años y medio asesorando —formatos, precios, registros— de manera individual a los editores mexicanos en el salto digital, confía en que la línea siga siendo ascendente. “Tanto los editores de grupos grandes, cuya experiencia digital comenzó antes, como los independientes están finalmente dejando de ver al libro digital como una amenaza y más como una oportunidad para hacer negocio sin las restricciones impuestas por el papel: atomización de tiros, aranceles, ciclos de vida en librerías”, añade Núñez. México ha sido el puerto tradicional de entrada de títulos españoles a Latinoamérica a través del desembarco de las grandes editoriales.






LA TARJETA COMO CLAVE


“En América Latina no solo hay que tener en cuenta el acceso a Internet, sino también cuántas personas tienen una tarjeta y cuántas no temen que al usarlas se las clonen”, explica Sergio Vilela, director de contenido digital de Planeta para la región.
En países como México ya se usan tarjetas prepago para adquirir libros o se carga el coste a la factura de la luz para evitar fraudes. Los medios de compra se adaptan a las necesidades de un mercado que se va abriendo al ecommerce desde las librerías locales, la entrada natural para los libros digitales. Aun así, Amazon y Apple tienen las vitrinas digitales más rentables del sector gracias a la distribución de Bookwire y Libranda, como sucede en el mercado de España. México tiene la ventaja de que estos gigantes se hayan asentado en su territorio. "Venden en moneda local, no en dólares como pasa en otros países", agrega Vilela.

En Colombia, Rey+Naranjo,especializada en narrativa y libros ilustrados, y Cangrejo Editores, con un catálogo más variado, también reconocen que las ventas digitales siguen representando un porcentaje muy bajo de sus ingresos. “Por el momento tenemos tres libros, uno de ellos sobre Pablo Escobar respondiendo a las necesidades del mercado”, aseguran desde Cangrejo Editores. “Nuestra visión es trabajar en conjunto, seguir editando libros en formato físico porque creemos que el misticismo es importante mantenerlo. Sin dejar de experimentar con libros electrónicos porque en muchos casos suponen una inversión menor o pueden ser una prueba piloto para un proyecto”, acompaña Rey. Papel y digital, juntos. Sobre todas las cosas, libros.



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